San Agustín y la creación del barrio del Sotollón

El siglo XVI fue una época de trascendental importancia para Montilla, como hemos señalado en otros artículos anteriores. Una vez establecido el Palacio de Medinaceli en la parte baja de la población, esta vive un tímido pero rápido proceso de expansión hacia el noreste a través de la calle Santa Brígida, buscando la Huerta del Adalid que los franciscanos habían elegido para la ubicación de su nuevo monasterio, tras tener que renunciar al actual Convento de Santa Clara.

Acuarela de Montilla en 1668, pintada por Pier Maria Baldi.

Esta expansión, interrumpida por diversos motivos, entre ellos la excesiva humedad del suelo, se reanudaría siglos más tarde con la configuración progresiva de la calle Santa Brígida, la “colonización” de las barriadas de Santo Domingo o del Santo Cristo o la construcción del actual cementerio municipal.

La villa, una vez descartada la opción de crecimiento hacia el Convento de San Lorenzo, desvió su expansión hacia el sur y el suroeste, dirigiéndose hacia la salida a Aguilar, Lucena y Málaga. En los alrededores del Camino Real de Lucena se va fraguando durante esta centuria dorada el popular barrio del Sotollón, cuya calle del mismo nombre partía de la confluencia de las actuales calles Enfermería, Santa Ana y Ballén; espacio conocido como Plazuela del Sotollón. Los vecinos prolongaron el crecimiento de la población hacia el sur a través de la calle Fuente Álamo, hasta alcanzar la ermita de San Roque, ya a las afueras de la villa, y construida con el objetivo de salvar a la población de las epidemias que pudieran venir con los visitantes. Esta arteria principal se fue anexionando de calles aledañas, que unirían el Sotollón con el barrio de San Sebastián, al este; y con la calle de Aguilar, al oeste, en un proceso evolutivo que alcanzó los primeros años del siglo XX.

De trascendental importancia en este proceso de expansión por el barrio del Sotollón fue la llegada a Montilla de la Orden de San Agustín, en torno a 1520 y bajo la protección de los Marqueses de Priego. Así, en el altozano de San Cristóbal existía una finca con una pequeña ermita que su propietario[i] cedió a los religiosos para que construyeran sobre ella su convento. A los pocos años de su establecimiento, los agustinos decidieron parcelar el olivar que rodeaba su convento y otorgar los solares resultantes a quienes quisieran edificar sus viviendas, mediante la fórmula del censo[ii]. Mediante este atractivo mecanismo no es de extrañar el rápido crecimiento de la zona, potenciado si cabe con “la creación de cinco cofradías en su iglesia durante las últimas cuatro décadas del siglo XVI, con las que ofrecían servicios religiosos y sociales -tales como limosna en caso de enfermedad y entierro digno a su muerte- a todos aquello que ingresaran en sus filas.[iii]

Imagen aérea del antiguo Altozano de San Cristóbal, actualmente urbanizado y edificado. Año 2002. Imagen de José Ruz Hidalgo.

Es de recalcar que en este popular Sotollón nació, en 1549, el que sería patrono de Montilla –y de varias ciudades iberoamericanas-, Francisco Solano Sánchez Ximénez, San Francisco Solano “el Santo”, que daría nombre a la calle principal del barrio ya a finales del XIX, cuando el Ayuntamiento aprobó cambiar el nombre a la calle Sotollón por el de San Francisco Solano. Fue el 28 de abril de 1894 [iv].

 

Extracto del TFM del autor, no publicado, “Montilla XVI. Proyecto de Dinamización del Casco Histórico de Montilla”. Noviembre 2012.


[i] Alonso Sánchez Recio de León, según identifica Antonio Luis Jiménez Barranco en Un paseo por el antiguo barrio del Sotollón; http://perfilesmontillanos.blogspot.com/2011/04/un-paseo-por-el-antiguo-barrio-del.html. Consultado el 24/08/2012.

[ii] Según la RAE, “Censo: [7. m. Der.] Contrato por el cual se sujeta un inmueble al pago de un canon o pensión anual, bien como interés perpetuo de un capital recibido, bien como reconocimiento de la propiedad cedida inicialmente.”

[iii] Un paseo por el antiguo barrio del Sotollón. Jiménez Barranco, A.L. (vid. op.cit)

[iv] GARRAMIOLA PRIETO, E.,Callejero y Memoria Íntima de Montilla. Montilla, Ed. Nuestro Ambiente,1995.

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