Urbs Mundae: Rafael de la Hoz

(Imagen de portada: construcción del Mercado de Rafael de la Hoz en Montilla, vista desde Calle Arrumbadores esquina con la actual Jubilados y Pensionistas, Fotografía de Manuel González Candelas y digitalizada por José Rey García)
En el proceso de formación histórica de una ciudad, sea cual sea, cobra especial importancia la evolución de la forma urbana, la expansión de sus tentáculos poblacionales y los procesos de transformación de sus enclaves y edificaciones; en definitiva, su urbanismo.
Señalaba Chueca Goitia (Breve Historia del Urbanismo) que “a la ciudad, en cierto modo como a la persona humana, le acontece que siempre es la misma y nunca es lo mismo. Londres, París, Sevilla o Moscú habrán variado y seguirán variando considerablemente a través del tiempo, pero en ningún momento estas alteraciones han podido llevarlas a tal pérdida de su propia mismidad que haya podido confundirse con otra.”
Veamos, en esta primera entrega de Urbs Mundae, la huella del gran Rafael de la Hoz Arderius en nuestra ciudad y su contribución a la mismidad de Montilla.
Rafael de la Hoz, de Córdoba al Mundo
“La Arquitectura no es más que la ordenación del espacio para la felicidad del hombre”. Esta cita hace honor al nombre de una figura de especial relevancia en la segunda mitad del siglo XX en España. Nacido en el Madrid de la España de Primo de Rivera y trasladado a Córdoba a los pocos días por el trabajo de su padre, Rafael de la Hoz Saldaña, como Arquitecto Municipal, a mitad de siglo obtuvo su titulación como Arquitecto y fue el primer español en completar sus estudios en el prestigioso Massachusetts Institute os Technology (MIT).

Al volver a España continuó con el estudio de su padre en la capital cordobesa, en estrecha colaboración con José Chastang. Más adelante sería el primer inspirador e impulsor de las Normas Tecnológicas de la Edificación, desde su cargo de Director General de Arquitectura; también sería Presidente de la Unión Internacional de Arquitectos y Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1973 retornó a Madrid, donde fundaría nuevo estudio que posteriormente compartíría con su hijo, Rafael de la Hoz Castanys, sin perder su vínculo con la capital califal y su entorno, donde prosiguió desarrollando proyectos de distinta envergadura.
De la Hoz, un hombre comprometido con el progreso, tuvo que lidiar con el retraso global que vivía la España de su época. Fruto de su preocupación por la dignidad de la vivienda y la educación llevó a cabo varios proyectos de vivienda social y escuelas infantiles, tratando de solucionar dos grandes problemas de las clases más modestas de la sociedad.
En sus profundos estudios sobre arte y matemáticas nos legó la “proporción cordobesa”, relacionada con la más conocida “proporción áurea”. Pero su legado va mucho más allá, desde sus escarceos con el sistema constructivo “Ctesiphon” a las microescuelas de la Diputación, pasando por su indisociable relación con la modernización de la Arquitectura durante el período franquista en España.

De la Hoz y la Obra Sindical del Hogar en Montilla
Tras completar sus estudios en Estados Unidos, y fruto de su empeño por mejoras las condiciones de vida de las clases menos pudientes y dotar de una mínima calidad a la vivienda social, de La Hoz experimenta con las nuevas normas del Instituto Nacional de la Vivienda en 1956, cuando proyecta en Montilla la promoción “50 viviendas sociales”; los llamados popularmente “pisos de ladrillo visto” o “pisos chicos” entre las calles José Cobos y Capataz Juan Rodríguez.
El proyecto, que presenta notables reminiscencias de las viviendas en cadena del también Arquitecto Miguel Fisac, guió durante años las construcciones de la Obra Sindical del Hogar y se conoció entre los círculos inmobiliarios como “vivienda social tipo Montilla”. La solución de de la Hoz agrupaba las viviendas en hileras de planta quebrada, alternando los portales de entrada en ambas calles.
Varios elementos destacan de este diseño, casi todos en ese intento por maximizar la eficiencia del espacio, reducir costos y conseguir una vivienda mínima al menor precio. En primer lugar, la novedad de la altura de cinco plantas, que supuso -y supone- un hito en Montilla, aun a costa de unas viviendas de techos extremadamente bajos. En segundo lugar, e igualmente importante, de la Hoz tuvo que diseñar un mobiliario específico para estos pisos, ya que sus reducidas dimensiones suponían un serio problema a los ajuares existentes.

En el Catálogo de la Exposición “Los Brillantes 50”, del Ministerio de Fomento, se señala que “de las obras aquí reunidas la más significativa en ese sentido sea posiblemente el conjunto de viviendas construidas por De la Hoz en Montilla, no sólo por tratarse de viviendas edificadas en una población menor y no en una gran capital, sino por la carga de investigación que llevó aparejada su edificación, ya que, a pesar de saber que se movía en presupuestos de penuria, el esfuerzo del arquitecto llegó hasta el diseño del mobiliario, además de plantear un concepto de vivienda que suponía un avance notable en la consideración de los mínimos necesarios y en el aprovechamiento de la superficie disponible”.
Por supuesto, las condiciones de las viviendas eran ínfimas, consecuencia insalvable de los escasos recursos con los que se afrontaron estos proyectos habitacionales. Funcionalmente aceptables, estética y ornamentalmente dejaban mucho que desear. Nada extraño, teniendo en cuenta que para la mayoría de ciudadanos de la España de mitad de siglo, la supervivencia arrinconaba al lujo en el cajón del ostracismo. De la Hoz, en cualquier caso, supo y pudo dar una solución mínimamente digna al problema de la vivienda social de su época.
El proyecto de estas cincuenta viviendas fue contratado al constructor montillano Rafael Cerezo Ortiz, por algo más de 2 millones y medio de las antiguas pesetas y pudieron entregarse a sus afortunados propietarios, tras una lenta ejecución de las obras, a mediados de 1963.
El legado de este proyecto es significativo en Montilla, pues los pisos de ladrillo visto y las manzanas edificadas alrededor en los años posteriores, junto a un entramado viario típico del ensanche urbano, con calles rectas y anchas y planificado trazado ortogonal , se han convertido en seña de identidad de la Barriada del Gran Capitán o barrio de las Casas Nuevas. Destaca como símbolo en altura de esta identidad colectiva el popular depósito de agua, que nos recuerda los problemas de abastecimiento que tuvo la población, y más concretamente este barrio, durante muchos años; y que esta construcción pudo paliar en algún momento.
Las microescuelas
Junto a la dotación de espacio residencial, el otro gran problema social al que se enfrentó Rafael de la Hoz fue el de la escasez de infraestructuras educativas en la España de mitad del siglo XX. Un problema que se intentó paliar con las microescuelas, una suerte de barracones instalados como aulas de enseñanza. Incluidas a nivel nacional en el Plan Quinquenal 1958-1962, promovidas por la Diputación de Córdoba bajo la presidencia de Rafael Cabello de Alba, y bajo el proyecto de de la Hoz, en septiembre de 1961 comienzan a funcionar en Montilla las microescuelas del Coto, en el Paseo de Cervantes, con el nombre de Grupo Escolar Beato Juan de Ávila. Por estas microescuelas pasó, entre otros muchos maestros, el que fuera alcalde de Córdoba don Herminio Trigo y sus primeros directores fueron don Felipe Luque Polonio y doña Nieves López Soriano.

Con idéntico diseño de Rafael de la Hoz también se llegaron a instalar en Montillas sendas microescuelas en El Canillo y el Paseo de las Mercedes, ambas en el Barrio del Gran Capitán. Al igual que hiciera en los pisos proyectados años antes en Montilla, el diseñador contemplaba también en las microescuelas un mobiliario específicamente creado para ellas, muy acorde con las líneas trazadas en el caso de las viviendas. Niños y niñas estaban separados en distintas unidades. A finales de los años 70, estas construcciones se abandonan.
Los prósperos años 60
En Montilla, la relativa prosperidad de los años 60 trajo a los ciudadanos una progresiva ampliación de servicios. Así, a principios de esta década se decidió dotar de un mercado de abastos a la zona sur, donde la expansión de la ciudad había comenzado su ensanche por el popular barrio de las Casas Nuevas.

El nuevo mercado pretendía paliar las necesidades de abastecimiento para las muchas familias que poco a poco se iban asentando en esta zona de la población, y se proyectó en un solar situado entre la calle Arrumbadores y la carretera Puente Genil-Montoro, hoy Avenida de Boucau. Rafael de la Hoz, entonces Arquitecto Provincial, junto a Gerardo Olivares, diseñaron un funcional mercado de planta cuadrangular y 20 puestos dispuestos perimetralmente en torno a un amplio distribuidor y un pequeño patio central. El proyecto, tras varios cambios de diseño y vaivenes burocráticos, fue inaugurado el 15 de junio de 1965, tras una inversión de algo más de medio millón de pesetas.
La creciente popularidad de Rafael de la Hoz le llevó a realizar proyectos, además de para la administración pública, para diferentes entidades privadas y particulares montillanos. Es el caso de la empresa José Jaime Ruz, S.A., propietaria de una popular bodega en el todavía incipiente Barrio de las Casas Nuevas, que encargó a de la Hoz el diseño de una nave industrial para taller de automóviles. Nos situamos en el verano de 1961 y hablamos de la popular SEAT en el cruce de los Cuatro Caminos, que se terminó de construir meses después.
Ya en los años 70, a la vez que impulsaba las Normas Tecnológicas de la Edificación, de la Hoz tuvo ocasión de realizar diversas obras para la Caja Provincial de Ahorros. En Montilla, estos proyectos se plasmaron en edificios residenciales donde se reservaba la planta baja para la correspondiente sucursal de la entidad bancaria. De esta forma, los edificios de Puerta de Aguilar, 7; y Av. de la Constitución, 1 llevan la inspiración del genial arquitecto cordobés. Si bien no tienen nada especialmente destacable desde el punto de vista estético, el edificio de planta semitriangular en Av. de la Constitución, originalmente denominado “Bloque San Juan de Ávila” y que hoy en día ha perdido el cartel que así lo recogía, se ha convertido en todo un símbolo en el popular Barrio de las Casas Nuevas. Un barrio, por lo que vemos, íntimamente ligado al legado arquitectónico de Rafael de la Hoz.
Otros proyectos de Rafael de la Hoz en Montilla fueron el Cementerio de Santa Cruz, cuando todavía era barrio pedáneo de Montilla; y el edificio de la Guardería Infantil Laboral, el hoy desaparecido parvulario del Castillo, cuyo proyecto entregó el genial Arquitecto en noviembre del 76

Las 200 viviendas, el último proyecto de La Hoz en Montilla
A finales de los 70, la vivienda social había evolucionado mucho desde aquellas propuestas de hábitat mínimo de Rafael de la Hoz en los años 50. En Montilla, el Instituto Nacional de la Vivienda encarga al propio Rafael de la Hoz, en coautoría con sus compañeros Gerardo Olivares y José Chastang, un grupo de 200 viviendas sociales en la barriada del Molinillo. Hablamos del mismo equipo técnico que había diseñado la torre del Banco de Bilbao en el Centro Azca de Madrid o la ampliación del Ministerio de la Marina, también en la capital, donde de la Hoz había trasladado su estudio a mediados de esta década, sin olvidar nunca su vínculo con Córdoba.
Las viviendas de El Molinillo, terminadas de construir recién iniciada la década de los 80, fueron el último aporte en Montilla del genial arquitecto y fueron entregadas a sus propietarios muchos meses más tarde, no sin poca polémica por el proceso de adjudicación de estos pisos. Las viviendas, de entre 73 y 114 metros cuadrados, se adquirían mediante el pago de un capital inicial y el abono de mensualidades durante 25 años, oscilando estas últimas entre las 3.500 y las 5.500 pesetas aproximadamente.

Trasladado definitivamente el estudio De la Hoz a Madrid, en su última etapa proyectó espacios como el Hotel Los Lebreros, en Sevilla; el Edificio Castelar, la hamburguesería McDonald de Gran Vía, el Real Madrid Arena o las sedes del IMSERSO y el Comité Olímpico Español, en Madrid; o la Facultad de Filosofía y Letras del Campus Teatinos, en Málaga. Su hijo, Rafael de la Hoz Castanys, tomó el relevo de su padre y de su abuelo, expandiendo su campo de acción a numerosos países y convirtiendo el estudio en referente internacional de Arquitectura.
Rafael de la Hoz fallecía en junio del año 2000 en su Madrid natal. Atrás dejaba un brillante paso por diferentes puestos de relevancia en instituciones relacionadas con su profesión, numerosos proyectos que hoy perduran y un legado, cuanto menos, digno de conocer. Parte del mismo lo tenemos a un simple paseo…
Recursos y webs temáticas de referencia y consulta
De La-Hoz Arderius, Rafael (2002). La proporción cordobesa. Córdoba, España: Colegio Oficial de Arquitectos de Córdoba.
VV.AA. (2005) Rafael de La-Hoz; Itinerarios de Arquitectura 2. Córdoba, España: Fundación Arquitectura Contemporánea.
VV.AA. (2011) Vivencias y recuerdos en el barrio de las Casas Nuevas 2001-2010. Montilla, España: Asociación de Vecinos Gran Capitán.
Chueca Goitia, Fernando (1974). Breve historia del Urbanismo (3a ed.–.). Madrid: Alianza.
Revista Nacional de Arquitectura; digitalizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Varios números. https://www.coam.org/es/fundacion/biblioteca/revista-arquitectura-100-anios
Revista Hogar y Arquitectura: revista bimestral de la Obra Sindical del Hogar, núm. 11 (1957).
Pozo, José M. (2013) Los brillantes 50. 35 proyectos; Pamplona: T6) Ediciones.
VV.AA. Repositorio de Arquitectura Contemporánea de Córdoba. http://www.arquitecturacontemporanea.org/cordoba: Fundación Arquitectura C0ntemporánea
Fantástico, interesante y muy didáctico como siempre!!! Enhorabuena. Genial trabajo!! Gracias!!
Gracias, Tom.
El trabajo no sería nada sin vosotros que lo leéis. ¡Saludos!
Interesante estudio Victor. Es una satisfacción para el amante de esta profesión encontrar en el ámbito local análisis sobre los ejemplos arquitectónicos contemporáneos y el legado de grandes arquitectos con De la Hoz.
Buenas tardes, Paco.
Rafael de la Hoz es una joya, a veces oculta entre nuestras calles.
Gracias por el comentario, continúo indagando entre los proyectos de los arquitectos que dejaron huella en Montilla en el siglo pasado. Sáenz de Santamaría también tiene algunas cosas muy interesantes…