El automóvil en Montilla a finales de los años 20

La situación urbanística, económica y social de la ciudad cambió repentinamente con la llegada masiva del vehículo a motor. Descubre los primeros momentos de esta revolución del siglo XX.

(Imagen de portada: Gasolinera de Servando Gálvez junto al Paseo de Freyde Conradi – hoy de las Mercedes-. Fotografía cortesía de su bisnieto, Miguel Cruz)

A nuestras manos ha llegado un ejemplar de la “Guía Automovilística de Córdoba 1929”[i] .Ese año lo cerraba Estados Unidos con creciente temor ante la crisis bursátil de Wall Street, que poco a poco extendió sus brazos al resto del mundo durante los años posteriores. En España, el año recién comenzaba con el golpe de Estado promovido por el político conservador José Sánchez Guerra, tratando de revertir el régimen de Primo de Rivera. Golpe contra golpe…

Sustos aparte, y sin sentir aún los efectos de la crisis mundial que se desencadenaría, Sevilla celebraba aquel año su rememorada Exposición Iberoamericana, que supuso una revolución urbanística para la ciudad hispalense aún mayor que la de 1992. Acercándonos a nuestra ciudad, ese año en Córdoba se inaugura el Cine Góngora y parte de su casco antiguo fue catalogado como Tesoro Artístico Nacional por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.

En realidad, aunque la Guía es del año 1929, relaciona todos los vehículos registrados en la Jefatura de Obras Públicas de la provincia hasta el 31 de diciembre de 1928.

Montilla, fin de los felices años 20

En las postrimerías de la década de los 20, Montilla es un pequeño centro urbano dotado de servicios administrativos y comerciales que lo elevan a una categoría incluso superior a lo que sería una cabecera de comarca ordinaria. Su red viaria, de calles estrechas y falta de planificación alguna, comienza a vislumbrar desde hace pocos años la llegada del automóvil, un fenómeno que cambiaría para siempre la concepción y la planificación urbanística de todas las ciudades del planeta.

Plazuela de la Inmaculada a principios del siglo XX. Fotografía del BIM Montilla

Ante la existencia de numerosas calles no pavimentadas, o con un rudimentario sistema de empedrado válido para el trasiego de carruajes pero que adolece de la calidad suficiente para soportar un tráfico rodado de vehículos a motor, Montilla comienza a preparar su viario para acoger a uno de los mayores hitos del siglo XX: la “democratización” del coche. La calle Corredera fue una de las primeras en adoquinarse, a la que siguen otras céntricas durante las décadas de 1920 y 1930.

En la Plazuela de la Inmaculada se improvisa una especie de aparcamiento de vehículos, que sirve a transportistas y taxistas como parada y toma de viajeros. Estos primeros automóviles deben abonar una tasa municipal para obtener la licencia de circulación. En 1924 esta tasa asciende a 60 pesetas anuales, casi 20 jornales del campo[ii]. En tales condiciones, sería extraño en aquellas fechas encontrarse con uno de estos “diabólicos” artilugios por las calles de nuestra ciudad; y, sin duda, todo un espectáculo presenciar a uno de los distinguidos vecinos circular con ellos. Julián Ramírez en su vivencial crónica del siglo XX montillano, indica que en esa década “había muy pocos vehículos de motor en Montilla, y eso que por 5,000 ptas. Se podía adquirir un Chévrolet o un Ford y por 10,000 un Hispano Suiza (sic).[iii]

Junto al documento general del Real Córdoba Automovilista Club, existe en nuestro Archivo Histórico Municipal un Padrón de Vehículos de 1928[iv], donde se pueden comprobar los datos de la Guía mencionada. Eso sí, en el padrón solo figuran los vehículos que permanecían activos en 1928 y, por tanto, no incluye todos los que recoge nuestra tabla. Por el contrario, sí aparecen en el documento municipal vehículos como el Lincolm M-20502 del Conde de la Cortina, matriculado en Madrid en 1926; o el Paige matrícula SE-7750 a nombre de su hijo José María, fechado un año después en Sevilla.

Recorte de Diario de Córdoba (15-01-1910)

Por obvias razones económicas, a finales de los años 20 no eran muchos los montillanos que podían presumir de vehículo propio, símbolo de esnobismo y de cierto nivel social; y así podemos cotejarlo con el inventario recogido en la mencionada Guía Automovilística que abre el artículo y con el “padrón” municipal de vehículos. Debemos tener en cuenta que la primera matrícula de la provincia, CO-1, corresponde a un Torpedo Dion Bouton matriculado por José Soriano Vázquez el 21 de junio de 1904[v], y que a final de 1928 se habían matriculado en la provincia un total de 3.671 vehículos; correspondiendo a Montilla un total de 99.

Los primeros vehículos en Montilla

Ford T, modelo popularizado en los años 20

No fue hasta el año 1912 cuando los montillanos de la época vieron aparecer a un paisano suyo al volante de uno de estos aparatos motorizados[vi]. Al menos, con carácter oficial, ya que el primer vehículo a motor matriculado y domiciliado en Montilla fue un Ford del Sr. Conde de la Cortina, con matricula CO-34. Aunque no aparece en la descripción de la Guía, cabe pensar que ese primer vehículo del Conde de la Cortina debía ser un Ford T, primer coche en serie del mundo y emblema no solo de la marca americana, sino de todo el país estadounidense.

Habría que esperar a 1920 para encontrar un nuevo vehículo de Montilla en esta relación elaborada por el Real Córdoba Automovilista Club, a nombre en esta ocasión de Francisco Márquez. Aunque gran parte de los vehículos en Montilla en este período, hasta 1929, era marca Ford (hubo una fábrica en Cádiz entre 1920 y 1923), existen algunas singularidades destacables en el listado.

El propio Conde de la Cortina es el propietario de otro vehículo, matriculado en 1920, de marca Franz. He tratado de buscar, sin éxito, información sobre esta marca en distintos anuarios automovilísticos y guías especializadas en vehículos antiguos, por lo que puedo suponer que esta reseña contiene algún error de transcripción o que se refiere a alguna de las muchas marcas, casi artesanales, que en esos primeros años del parque automovilístico sacaban un reducido número de vehículos para la venta y pasaron casi desapercibidas para la historia.

En los primeros lugares también aparece un Hupmobile, coche de fabricación americana que en su momento supuso importantes avances mecánicos. Overland, por su parte, es una marca de automóvil de 6 cilindros que, al menos en 1926, cuenta en Montilla con una delegación comercial en Puerta de Aguilar, 57. Años antes, en 1922, don Enrique Mendoza Salas inscribe uno de ellos. Siendo el único de esta marca que aparece en la relación adjunta, probablemente sea el que, años más tarde, se intenta vender de segunda mano, tal como se desprende de los anuncios insertado en las páginas de “Montilla Agraria” de 1 de diciembre de 1926 o en “La voz: diario gráfico de información” durante varios números de 1928.

Anuncio agencia Overland en Montilla (Revista Ilustrada Turismo de Andalucia), 1926

Hay que destacar que un importante número de estos vehículos tuvieron un uso comercial o de transporte, de ahí que como propietarios figuren personas vinculadas al mundo bodeguero, como el propio Conde de la Cortina, D. José Cobos Ruiz, la familia Velasco Chacón o D. Julián Ramírez Navarro.

Guías y censos: omisiones y discrepancias

Podemos señalar algunas discrepancias entre los datos de la relación que se publica en la Guía Automovilística de 1929 y los listados mensuales que aparecen en la revista “Córdoba Automovilista: órgano de los automovilistas de la provincia”. Así, entre los propietarios montillanos de esta última publicación en su número 7 (octubre de 1923) figuran Don Francisco Luque Romero y Enrique Cossollar y Ruíz Salas, ambos con un Ford matriculado en septiembre de ese año. Los dos montillanos desaparecen en la relación de 1929.

En mayo de 1924 también aparece un vehículo Ford a nombre del montillano José Obrero Cárdenas. La Guía Automovilística del 29 lo recoge a nombre de Juan Castilla Palacios, de Baena. Estos barullos estadísticos se suceden en varios números de la revista, cuando comparamos sus listados con el de la Guía de 1929. ¿Pueden deberse estas confusiones a vehículos comerciales de empresas cuyos titulares sean identificados indistintamente?

Otras singularidades respecto a las titularidades de los vehículos se dan en los que son matriculados por mujeres. En el número 13 de “Córdoba Automovilista”, de enero de 1924, el Hudson que en 1929 imputan a José García Moyano parece haber sido matriculado, en realidad, por Purificación García -¿hermana del anterior, tal vez?-, quien sí aparece en ambos listados como propietaria de un Oackland en marzo del 25. Ocurre lo mismo con el vehículo Ford de Doña María López Luque, matriculado en octubre de 1924 y que en la Guía posterior aparece a nombre de José Espejo Gómez. Cabe preguntarse si todos los estamentos sociales, incluida la prensa de la época, “aceptaba” que las mujeres pudieran tener bienes a su nombre.

El vehículo, símbolo de modernidad

La aparición, aunque tímida, del vehículo a motor en Montilla hace que poco a poco surjan aparejadas ciertas dificultades prácticas. Algunas de ellas, como la necesidad de adaptar los pavimentos a los nuevos sistemas de transporte, vendrán siendo permanentes a lo largo del siglo posterior, llegando a nuestros días. Igual ocurre con los aparcamientos.

No obstante, también aparecen oportunidades y campos inexplorados en la economía montillana, caracterizada siempre por su carácter emprendedor. Por eso, no es de extrañar que ya en 1925, cuando tan solo una cincuentena de vehículos circulaba por Montilla, la Sociedad Española de Comercio Exterior solicitara autorización para la instalación de un surtidor de gasolina. Fue de manos de don Ramón Gómez Salas el 17 de marzo, para ubicarla en la Calle Puerta de Aguilar[vii].

Plano-esquema presentado en la solicitud de licencia para instalación de gasolinera en Montilla junto a los Arcos. Fuente: Archivo Histórico de Montilla

El mismo año, don Servando Gálvez Algarrada pide autorización para otro surtidor de gasolina en la Plazuela de la Inmaculada, pero el Ayuntamiento lo rechazó y finalmente se instala en los aledaños del Paseo de Freyde Conradi[viii].

Lógicamente, si necesario es el combustible para poder circular, también lo es el servicio mecánico para paliar cualquier avería mecánica. En 1927 se instala el garaje de Manuel Jiménez León en la salida de la Puerta de Aguilar; en 1935, el de Francisco Arce Luque en la Avenida de las Mercedes.

Como casi todo símbolo de modernidad y progreso, la aparición del automóvil llevó también aparejadas notas negativas. El 14 de mayo de 1925, las páginas de “Montilla Agraria” recogían como suceso desgraciado el accidente que se llevó la vida de un niño de 9 años, Manuel Pedraza Carmona, al ser arrollado por un auto en la salida de la Puerta de Aguilar.

En el ámbito local, la llegada de estos vehículos permitió una mejora en la distribución de nuestros productos típicos, sobre todo el vino; nos dio la posibilidad de desplazarnos a otros lugares con mayor facilidad, trajo la mejora de nuestras calles… Por el contrario, el vehículo fue ganando peso en el espacio urbano frente al peatón. Numerosas estampas típicas del primer tercio del siglo XX han pasado a formar parte del imaginario colectivo y de las fotografías en blanco y negro de nuestros archivos. Los niveles de contaminación han llegado a cotas inimaginables, y elementos como los Arcos de la Puerta de Aguilar o el empedrado de antiguas calles han desaparecido para facilitar el tránsito rodado.

Lo que está claro, sin duda alguna, es que la llegada del vehículo a motor supuso un antes y un después en nuestras vidas.


[i] Guía Automovilística año 1929; Real Córdoba Automovilista Club. Córdoba, 1929.

[ii] Pepa Polonio, p. 244

[iii] Entre la historia y la memoria; Montilla 1920-1950. Ramírez Pino, Julián. Montilla, 1991.

[iv] AMM, Padrones Fiscales. Legajo 514ª, Exp. 6. Padrones de Vehículos. 1928.

[v] Primeros vehículos matriculados en España. Dirección General de Tráfico, 1964.

[vi] Dato deducido de las tablas de la publicación “Primeros vehículos matriculados en España”.

[vii] AMM, Apertura de Establecimientos, Legajo 985B, expediente 4.

[viii]AMM, Actas de la Comisión Municipal Permanente, Libro 255, sesión 20 marzo, págs. 287-290.


Agradezco las aportaciones a este artículo y, en general, a las investigaciones realizadas sobre los vehículos a motor en Montilla y su contexto a Inmaculada de Castro, Archivera Municipal de Montilla; Pepe Rey, Cronista Oficial de la ciudad; Antonio Luis Jiménez y Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque; Toni Cosano, Concejal de Cultura de Aguilar; Miguel Cruz.

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