El Parador de Riobóo: memoria de un edificio

Imagen del Parador; mitad del siglo XX. Fotografía: Archivo Municipal de Montilla


Artículo original: Barranco García, V. (2023): “El Parador de Riobóo: memoria de un edificio”, Revista XXII Romería Virgen de las Viñas, junio 2023, pp. 37-41. Edita: Grupo Romero Virgen de las Viñas y Amigos del Caballo. Montilla.

Introducción

Durante la noche del 12 de febrero de 1873 –150 años desde entonces–, una turba enaltecida asaltó la casa número 39 de la Corredera y mató a tiros a Francisco Solano Riobóo y Mena, septuagenario morador de la vivienda. La proclamación en España de la Primera República llegó a Montilla cargada de una serie de desafortunados acontecimientos, como el anterior, que pasaron a la historia como “los Sucesos de Montilla”.

Riobóo y Mena era uno de los propietarios más ricos de Montilla en aquella época, solo superado por el Duque de Medinaceli, y miembro de una estirpe familiar asociada durante siglos a la más alta clase social de la localidad, motivo por el que se convirtió aquella noche en diana de los revueltos justicieros de la ciudad.

Pero… ¿por qué este comienzo para un artículo que trata del Parador?

 

El Parador

Próxima la “bisectriz” del siglo XIX se vislumbraba el proyecto de carretera que uniría Córdoba y Málaga pasando por Montilla. A la postre, esta construcción se convertiría en la principal vía de entrada y salida de la población. Tanto es así que el protagonista inicial de esta reseña, propietario de una finca en el Pago del Carrerón por la que pasaba la carretera, consciente de su privilegiada ubicación, solicitó al Ayuntamiento de Montilla permiso para la construcción de un lagar en la margen izquierda, según se sale de Montilla hacia Córdoba. Corría el año 1856.

Poco antes de solicitar este permiso, Riobóo había adquirido la susodicha finca a dos propietarios anteriores, plantándola de viñas, lo que da pie a entender que las localizaciones del futuro lagar y de esta nueva plantación vitícola no eran casualidad. Al construirse, el inmueble constaba de cuadra, pajar, lagareta y bodega de tinajas, además de pequeños almacenes y otros espacios auxiliares. Poco después terminaba de conformarse un segundo edificio destinado al alojamiento de los patrones y de los viajeros que lo requerían; estando ambos cuerpos conectados por otras dos estructuras que rodeaban un amplio patio central cuadrangular.

Documento del expediente de licencia para construcción del lagar (AMM). Imagen facilitada por Inmaculada de Castro, Archivera Municipal.

Su privilegiada situación, en un cruce de caminos entre Sevilla, Córdoba y Málaga, y a los pies de la recién inaugurada carretera entre estas dos últimas, ocasionó que desde el origen se simultaneara su uso primitivo como lagar con el de parada de las diligencias que unían las mencionadas ciudades. De su construcción, aparte de su elegante fachada y portalón de fábrica y azulejo, destacaban sus suelos empedrados, el gran molino de estructura metálica o la galería acristalada de planta alta, con vista a tres calles.

El periodista y escritor local José Ponferrada Gómez, en «Montilla y el Bandolerismo Andaluz», señala que «por los años de 1868 al 70 la empresa la Andaluza […] convidaba a sus pasajeros en El Parador a café y puro», recordando ese carácter evocador de la relación entre el Pago del Carrerón, la imagen de las diligencias y el Parador. La prensa histórica nos recuerda que incluso ya a principios de los 60, La Malagueña situó en el Parador, conocido ya como “de la Concepción”, su punto de recogida de pasajeros en Montilla.

Tras el asesinato de Francisco Riobóo y Mena en 1873, Encarnación Riobóo y Ortiz, religiosa del Convento de Santa Cruz de Córdoba, heredó el inmueble. Hacia finales del siglo XIX, se conoce que Francisco Palop Segovia lo utilizó como bodega para parte de sus vinos, probablemente mediante arrendamiento del lagar, fórmula utilizada frecuentemente en la época y que ya aparece recogida en diversos anuncios de prensa[i]. En mayo de 1899 se subasta el Parador, probablemente de forma infructuosa porque poco después la familia Trillo-Figueroa adquiere el edificio mediante permuta; iniciándose un amplio periodo de cambios en la propiedad del recinto, siempre sin perder su papel agroindustrial.

Noticia de la subasta del Parador. Diario de Córdoba; 1899.

En 1908, el Ayuntamiento pone en marcha un expediente para adquirir el Parador a C. de Ribera, de quien no se conocen muchos más datos[ii], a fin de convertirlo en pabellón aislado de enfermos contagiosos[iii]; en una época en que enfermedades como la gripe, la tuberculosis o la viruela hacían estragos entre la población ante la falta de higiene y medidas de prevención. Desconocemos si fue el precio  –35.000 pesetas de la época– o cualquier otra circunstancia lo que echó por tierra el acuerdo, que no llegó a firmarse.

Aunque José Cobos Ruiz adquiere el inmueble años antes, bautizándolo como Parador de San Francisco Solano y ya con uso vitivinícola en exclusiva, en 1946 pasa a formar parte del patrimonio mercantil de Cobos, S.A. Estaba dotado con tres lagaretas, varias naves de tinajas y otras tantas de botas de envejecimiento, adquiriendo una notable efervescencia su actividad bodeguera. En los primeros años de la Fiesta de la Vendimia, el Parador tuvo un destacado papel, sirviendo como sede de diversos actos protocolarios, como la recepción oficial de invitados o la bendición de la imagen de la Virgen de las Viñas.

Del patrimonio de Cobos pasa a finales de los años 70 al de Montialbero, aquella empresa que reunía a varias bodegas de la zona y cuya quiebra continúa resonando hoy en día; aunque por cuestiones legales llegó de vuelta a la familia Cobos. Curiosamente, el inmueble también perteneció durante unos años a Bodegas Alvear antes de quedar prácticamente en desuso.


La rehabilitación

Quienes vivieron su juventud en los últimos coletazos del siglo pasado recordarán el Parador como un espacio de ocio nocturno, asociado a aquellas noches de verano en las que los patios de la antigua lagareta se convertían en desaliñadas pistas de baile. Desaliñadas, pero mitificadas como la última terraza de verano en la Montilla del siglo XX.

Tras la adquisición del antiguo caserío por parte de la promotora Hermanos Goce, esta planteó en 2002 la construcción de un hotel de 50 habitaciones y centro de congresos de gran capacidad; que se conjugaban con la urbanización en el entorno de un residencial de casi un centenar de viviendas. El hotel, cuyo presupuesto ascendía a casi 15 millones de euros, ocuparía el antiguo Parador y nuevas edificaciones en su entorno.

Aquel proyecto supuso, a la postre, la aprobación municipal del Plan Parcial de El Parador. No obstante, el hotel quedó en el cajón y el Parador en progresivo deterioro, hasta que en 2015 el Ayuntamiento inicia un expediente de declaración de ruina sobre el edificio, reclamando a sus propietarios las actuaciones correspondientes, para demolerlo o restaurarlo.

Desde entonces, el edificio ha seguido mermando su fisionomía, hasta que en 2021 se firmó un acuerdo de permuta sobre el inmueble y los terrenos aledaños, valorados entonces en poco más de 300.000 euros. Ya en manos municipales, en 2023 la empresa Hermanos Campano, especializada en obras de rehabilitación de inmuebles históricos, realizó la intervención que ha logrado devolver al actual edificio la imagen original de sus fachadas. Esta primera intervención se ha centrado en la estabilización y consolidación de las estructuras existentes, dejando para un futuro proyecto la adaptación y terminaciones del interior, en función del uso definitivo que se disponga sobre el Parador.

Si bien es cierto que solo se ha podido recuperar una parte del inmueble original –en torno a 850 metros cuadrados–, está claro que la consolidación del edificio principal del antiguo Lagar de Riobóo permitirá recuperar un valiosísimo patrimonio industrial del municipio para convertirlo en un referente del mismo; una puerta de entrada a la misma comarca Montilla-Moriles. Cómo se gestione ese recurso dependerá de las próximas decisiones que se tomen…

 


[i] Así, la edición de 27 de enero de 1895 de Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año XLVI Número 12954. Sección de avisos.

[ii] Posiblemente se trate de Carlos de Ribera Oruburu.

[iii] En respuesta al requerimiento del Gobernador Civil donde se comunicaba la epidemia de cólera en Europa y se solicitaba datos hospitalarios de la ciudad.

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