La gasolinera, una nueva fuente de negocio en los años 20

La llegada del automóvil a nuestras vidas supuso una revolución socio-económica de una índole con pocos precedentes Pese a que existen prototipos de vehículos a motor desde el siglo XVIII, con propulsión a vapor primero, y por aceite, gas de carbón e incluso electricidad después, se da comúnmente el honor de ser los primeros a gasolina a los automóviles de Karl Benz a finales del XIX.

A medida que el automóvil se popularizaba a comienzos del siglo XX, y sobre todo con la expansión de las técnicas de producción en cadena implementadas por las factorías de Henry Ford en Estados Unidos, la necesidad de un servicio de suministro de combustible para esos nuevos vehículos a motor se hacía patente. Se acepta casi sin discusión que la primera “gasolinera” al uso abrió en 1907 en Seattle de la mano de Standard Oil of California.

En España, la Comunidad Autónoma de Madrid declaró en 2016 Bien de Interés Patrimonial [i] la popular gasolinera Repsol de Avenida de Aragón, 388; en la capital. El curioso edificio alberga una torre cuya escalera de mármol y hierro comunica sus cinco plantas, las dos primeras de las cuales constituían la morada de sus primeros propietarios. Proyectado en 1928 por el arquitecto Casto Fernández-Shaw, este espacio no fue construido hasta finales de los años 50. Otra gasolinera de Fernández-Shaw de 1927 (calle Alberto Aguilera esquina Vallehermoso, antiguo edificio Porto Pi y después gasolinera Gesa), se encuentra igualmente incoada como BIC, aunque con la lógica pérdida de autenticidad derivada de ser una reconstrucción de 1996.

Estado actual de la gasolinera de Avenida de Aragón, en Madrid. Fotografía: Wikipedia (autor Strakhov)

¿La primera gasolinera del mundo?

Hoy día está reconocido que la de Seattle, ya mencionada, fue la primera estación de servicio en abrir sus puertas en todo el mundo; y que en España se extendieron a lo largo de los años 20.

No obstante, ya existían desde antes negocios basados en la bomba manual de gasolina. Así, se tiene constancia de un negocio local en Fort Wayne (Indiana) desde 1885 que vendía queroseno gracias a este mecanismo. Claro que, siendo motor de gasolina aún desconocido en los vehículos automóviles, sus clientes eras consumidores de combustible para alimentación de lámparas de queroseno o estufas domésticas.

Pasarían muchos años desde la patente “Motorwagen nº 3” de Karl Benz con motor de combustión a gasolina, en 1886, hasta que los conductores pudieron repostar sus vehículos en las cómodas estaciones de servicio. ¿Cómo se abastecían entonces? La frase “Erste Tankstelle der Welt” (la primera gasolinera del mundo) incluida en una placa de la fachada de un hotel de la ciudad alemana de Wiesloch[ii] tiene la respuesta. Un hotel que fue antes apotheke. En castellano, una farmacia de toda la vida.

Y es que, hasta que el automóvil se popularizó en la segunda década del siglo XX, combustibles derivados del petróleo como la gasolina o el queroseno solo se podían encontrar en este tipo de establecimientos, como productos disolventes o de limpieza. Una guía de gasolineras alemana de 1909 relaciona unos 2.500 establecimientos donde comprar combustible para el vehículo. Todos ellos droguerías, farmacias, ultramarinos, talleres de bicicletas o establecimientos de alojamiento. Es posible que los garages que empezaron a establecerse en las ciudades dispusieran también de suministro de gasolina.

En cualquier caso, no parece preciso señalar la total ausencia de medidas de seguridad en un sistema de repostaje en el que uno mismo acudía con garrafas a por el combustible que luego introducían manualmente en el depósito del automóvil. Empezarían, pues a surgir disposiciones legislativas para regular este nuevo fenómeno.

 

Legislando novedades: las gasolineras

La aparición del automóvil a finales del XIX y, sobre todo, su auge en el primer cuarto del siglo pasado, hizo necesario articular una normativa que regulara su circulación y sus relaciones con otro tipo de vehículos y peatones. En 1900, fecha de la primera matrícula de España (PM-1) de un vehículo Clement en Mallorca, se dicto el “Reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por las Carreteras del Estado”, que comprendía a todos los “carruajes movidos por fuerza mecánica” y obligaba a cualquier conductor a obtener un permiso expedido por el Gobernador de la provincia.

Anuncio aparecido en Montilla Agraria en 1925, justo antes de entrar en funcionamiento la Gasolinera de «El Bomba»

La primera regulación general de gasolineras, si bien de forma tácita, podemos encontrarla en sendas resoluciones (vía Real Orden) de la Dirección General de Obras Públicas de 24 de abril y 1 de noviembre de 1921; en las que, vistas solicitudes particulares anteriores, se declaraba con carácter general la potestad de cada provincia, a través de sus Ingenieros Jefes de Obras Públicas, para autorizar el establecimiento de aparatos surtidores de gasolina en las carreteras estatales. Debían establecer para ello las “oportunas condiciones para la seguridad del público, de las obras de la carretera y el exacto cumplimiento de los Reglamentos de conservación, policía y circulación por las carreteras del Estado[iii]”. A nivel municipal, parece que la potestad para autorizar estas instalaciones correspondía al Ayuntamiento; en concreto, al Alcalde.

Es evidente la evolución normativa que ha sufrido la apertura y funcionamiento de las actuales estaciones de servicio y sus surtidores de combustible, hasta el disperso y complejo marco legal actual.

 

Las gasolineras en Montilla, una nueva posibilidad de negocio

En Montilla, como en toda España, el consumo de gasolina y derivados a principios del siglo XX quedaba prácticamente restringido a los ya mencionados usos como combustible de estufas y lámparas, así como al control de plagas en las tareas agrícolas. Es de suponer, por tanto, que hasta la instalación de las primeras gasolineras locales en los años 20, este producto seguiría adquiriéndose en droguerías y otros establecimientos similares.

No obstante, en una Guía Comercial de la provincia de Córdoba del año 1920 localiza en Montilla 7 almacenistas de aceite mineral, entendiendo como tal producto un derivado del petróleo usado como lubricante o refrigerante: (Salvador Cid, Anselmo García, José Herrador, Manuel Márquez, Rafael Ortiz, Juan Raigón y Rafael Villaplana. Se abre por tanto la posibilidad de que existiesen establecimientos específicos para este tipo de producto. Personalmente, entiendo que se trata de una especie de droguería y que este aceite mineral sería uno más de sus géneros de venta.

Pese a que Montilla no vio matricular un vehículo a uno de sus habitantes hasta 1912, y que hacia el final de la década de los años 20 apenas existía un centenar de automóviles censados en la localidad, el carácter emprendedor de sus vecinos y la emergente situación económica de algunos sectores vinculados al transporte, como el bodeguero, hizo que en apenas 3 años se sucedieran hasta 4 solicitudes de instalación de gasolineras en Montilla.

Noticia de 1910 en Diario de Córdoba. Menciona un vehículo «automóvil» del Conde de la Cortina

Los primeros modelos de Ford T, uno de los más populares en el primer tercio del siglo XX, consumía un litro de gasolina cada 5 kilómetros; lo que es lo mismo traducido a parámetros actuales, 20 l/100 km. Aun siendo pocos los privilegiados que disponían de vehículo en esos primeros años 20; lo cierto es que sería engorroso tener que acudir con garrafas o lecheras a repostar a la droguería o farmacia cada vez que el depósito se vaciaba.

Claro que, pensándolo bien, es más que improbable que fuera el propietario quien cargara el carburante, habida cuenta de que aquellos pertenecían a personas distinguidas de la ciudad, normalmente burgueses y empresarios, que disponían de personal de servicio que no solo realizaban las compras, sino que conducían el coche y hacían de mecánicos ante cualquier incidente.

A raíz de la proliferación de las gasolineras de bombeo en el resto de Europa, y el desarrollo de las “cisternas” Browser en los años 20, el espíritu aventurero de algunos emprendedores montillanos y la proliferación de grandes sociedades de carburantes por todo el país propició la llegada de la gasolinera a Montilla [iv].

Es necesario conocer que la Ley de Monopolio de Petróleos promovida por Calvo Sotelo, Ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera, que incluía la distribución y venta al por menor de productos petrolíferos, intervino el mercado de carburantes para automóviles, imposibilitando desde 1927 la instalación de surtidores a manos de pequeños emprendedores locales o cualquier otro tipo de empresas privadas.

 

La gasolinera de Servando Gálvez

La primera solicitud local para instalar gasolinera en Montilla viene de la mano de Don Servando Gálvez Algarada, quien presentó un proyecto técnico junto a su petición para instalar un surtidor “en la plazuela que forman las calles de Pineda y Teniendte Garcia (sic) en Montilla”. Se refiere a la popular Plazuela y a las actuales calles de Santa Ana y Corredera.

Plano de ubicación adjunto en el proyecto inicial del Sr. Gálvez. Fuente: AMM

El Sr. Gálvez, vecino de Montilla, solicitaba al Alcalde Presidente de la localidad, Oliva Tejero, instalar un surtidor de gasolina tipo Hardoll en escrito firmado el 26 de noviembre de 1924 y acompañado del mencionado proyecto técnico, muy escueto.

Contaba esta gasolinera con un depósito subterráneo de 5.000 litros de capacidad, con forma cilíndrica, fabricado en acero de 5 mm. y pertrechado de las medidas de seguridad exigidas en la época. Estaría enterado en plena plazuela, a unos 50 centímetros del suelo; y se dotaría de 4 conductos al exterior: además del evidente para el suministro de vehículos, otras sendas aberturas para el llenado, para la limpieza y para la evacuación de aire cuando el depósito tuviera que expulsar los gases acumulados.

Tanto el tubo de suministro a los depósitos de los clientes como el aparato contador-medidor irían encerrados en una columna en superficie, con acceso cerrado bajo llave por puertas de chapa

El Alcalde se abstuvo en este primer momento de autorizar el proyecto, en base al informe del Perito aparejador municipal, que recalcó el hecho de que en dicha ubicación “[…] es costumbre se reúnan los obreros al objeto de que allí los busquen para facilitarles trabajo y ya esta Plazuela resulta insuficiente para ambos objetos y máxime si se tiene en cuenta la fuente pública en ella misma establecida”.

Pasado el trámite a la Comisión de Policía Urbana, esta dictaminó en sentido contrario a la concesión de licencia “por tratarse de una industria peligrosa y ser el lugar designado uno de los mas céntricos del pueblo (sic)”.

Finalmente, tras estos informes preceptivos, el Alcalde resolvió el 28 de marzo de 1925 denegando la concesión de licencia, pero dejando la puerta abierta a una nueva ubicación; lo que el Sr. Gálvez acometió mediante nueva solicitud para instalar el surtidor “dentro del ángulo de la parte baja del paseo de Freire Conradi en el sitio más conveniente que siempre será al filo de la carretera de Aguilar [v]”.

Finalmente y tras sucesivos informes de Policía Municipal y del perito, Don Servando Gálvez obtuvo licencia para instalar su surtidor de gasolina por aprobación de la Comisión Municipal Permanente del 12 de junio de 1925, “en las inmediaciones del bardal del lado izquierdo del camino de Llano-Ríos lindando con el Paseo de Freyre Conradi”.

Gasolinera de D. Servando Gálvez en su ubicación definitiva en Paseo Freyre Conradi (de las Mercedes). Debe ser de finales de los años 30. Fuente: Miguel Cruz Gálvez

La Sociedad Española de Comercio Exterior y su “bomba”

Esta sociedad tuvo gran actividad en los años 20 instalando surtidores de gasolina en muchos pueblos de la geografía española[vi]. Gran parte de la población será totalmente ajena a este nombre y desconocerá a qué gasolinera nos referimos. Sin embargo, la conocida como “Gasolinera del Bomba” se mantuvo entre nuestra geografía urbana hasta finales de siglo, cuando la expansión de la ciudad obligó a trasladarse a un punto más alejado del centro de la población.

En escrito suscrito el 17 de marzo de 1925 por el representante de la sociedad, el joven de 25 años Don Ramón Gómez Salas, se solicitaba licencia para suministro de carburantes mediante surtidores en calle Puerta de Aguilar, debiendo situarse el surtidor y el tanque dentro de la acera de dicha calle. Se trataba de un surtidor automático tipo “Bowser”

Es curiosa la interpretación que la solicitante hace de su propia instalación: “iluminado de noche eléctricamente, […] siendo de apariencia y decorativo por el poco espacio que ocupa”.

La primera ubicación escogida para el proyecto de esta gasolinera estaba «dentro» de los Arcos. Posteriormente se modificó para sacarla al exterior de la «población». Fuente: AMM

Interpretaciones “artísticas” aparte, el primer proyecto de la Sociedad ubicaba la casa-garaje en el edificio lindero a los Arcos de la Puerta de Aguilar, a la derecha según se sale del centro de la población hacia el camino de Aguilar. Posteriormente ocuparía ese espacio la primera bodega de Gracia.

Dos meses más tarde se modificaba la solicitud inicial, para cambiar la ubicación del surtidor y colocarlo “fuera de la población á veinte metros de los arcos de entrada de lamisma (sic)”.

Aunque no hemos podido acceder de momento a las sucesivos trámites legales de este expediente, entendemos que en un momento posterior se volvió a cambiar de lugar el surtidor hasta colocarse de manera definitiva en el lugar donde finalmente abrió sus puertas en 1927[vii] y donde se mantuvo hasta el año 1998, cuando la evolución urbana de la ciudad y el desarrollo urbanístico convirtió la antigua Gasolinera del Bomba y el anexo taller de Gaspar en un edificio residencial, obligando a su traslado hasta la Avenida del Marqués de la Vega de Armijo, entre la Estación de Ferrocarril y Bodegas Gracia. Curioso el destino paralelo de esta gasolinera en comunión con tal instalación vinícola…

Fotografía de la popular gasolinera «El Bomba» hacia mitad del siglo XX. Autoría desconocida. Fuente: Antonio Merino Menor

Gasolinas “El Clavileño”

Industrias Babel y Nervión fue la tercera empresa en discordia interesada en instalar un punto de suministro de combustible en nuestra localidad. Se trataba de una instalación dotada de bomba tipo G.B. y depósito de 7.500 litros, enterrado este último a ochenta centímetros de la superficie. Además de los tres tubos al uso (salida de gases, carga y aspiración), contaba con una boca grande de acceso al tanque para limpieza.

La petrolera Industrias Babel y Nervión, Compañía Anónima, heredera de la anterior “Fourcade y Provot”, nace en 1918 en Alicante, y es propietaria de la marca El Clavileño, usada para “productos que se conocen en el mercado bajo los nombres de gasoleno rectificado, gasolina rectificada, esencia de petróleo y de nafta, y que se aplican á toda clase de motores”.

Cartel «El Clavileño» basado en la imagen registrado como marca en la OEPM. Fuente: TodoColección (www.todocoleccion.net)

Sorprende comprobar cómo en su solicitud de 28 de noviembre de 1925 la compañía, una de las principales de este tipo a nivel nacional, escoge la Plazuela para instalar su nueva gasolinera, la misma ubicación que solo un año antes se había denegado al Sr. Gálvez.

Y, del mismo modo, la Comisión Municipal Permanente volvió a mostrarse contraria a ubicar una industria considerada peligrosa en tan céntrica plaza, considerando en su resolución “que esta citada Comision permanente al resolver otra instancia formulada […] para instalar un surtidor de gasolina […] en el mismo lugar en que hoy se pretende, se mostró contraria y denegó la autorización habiéndola concedido con posterioridad para fuera de poblado donde se llevó a efecto y hoy se halla la instalación referida (sic)”.

A la vista de la ausencia de actuaciones posteriores, entendemos que la empresa abandonó su intención de abrir un nuevo surtidor en la localidad.

 

Rafael Repiso, un apoderado sin poder

La fiebre por el mundo del motor que se extendía a lo largo de todo el mundo alcanzaba situaciones como la referida al Sr. Repiso Rodríguez, propietario de una vivienda en la calle Teniente Gracia, 59 (actual Corredera, denominación que también se repite en algún lugar del expediente), quien también en el año 1925 pidió autorización para instalar un surtidor de gasolina en su propio domicilio. Lo hace, según indica el propio interesado, en representación de D. Manuel Salas Zurera, vecino de Sevilla.

Aunque el expediente no es extenso, podemos imaginar que la asociación entre ambos señores, representado y representante, sería de tal forma que uno pondría los recursos económicos y el otro el “local” del negocio.

Así, del mismo modo que un artesano o un comerciante podían abrir sus propios establecimientos al público en una habitación de la casa con acceso a la vía pública, a modo de local; el Sr. Repiso quiso hacer lo mismo con su proyecto de gasolinera, y para ello apostó por la bomba-surtidor de SATAM, una marca francesa que aportaba algo de seguridad y fiabilidad a estos primigenios aparatos.

Siendo una instalación que debía adaptarse a su ubicación junto a una vivienda, se optó por un depósito más pequeño, de 2.900 litros de capacidad, “enterrado quedando su parte superior a 0.60 c/m debajo de la línea de la acera (sic)”.

No obstante, el Ayuntamiento se abstuvo de resolver la solicitud en tanto el solicitante no acreditase la representación que precisaba ostentar. No apareciendo tal subsanación en el expediente consultado, deducimos que se desistió en este nuevo intento de abrir gasolinera en Montilla. Aunque, en atención a la ubicación solicitada y a los antecedentes, era difícilmente presumible que tal pretensión llegara a consumarse.


Agradezco su implicación en mis investigaciones sobre el vehículo a motor en Montilla a Pepe Rey, Inmaculada de Castro, Antonio Luis Jiménez y Miguel Cruz.

Este artículo está en fase de borrador, pendiente de confirmar algunos datos y de ampliar información al respecto. De momento, la situación derivada del Estado de Alarma decretado el 14 de marzo me lo impide. Comprendan y disculpen.

 

Webs temáticas de referencia y consulta

http://www.carrosyclasicos.com/cronicas/item/484-breve-historia-de-los-surtidores-de-combustible

http://www.dgt.es/es/la-dgt/quienes-somos/historia/

http://historiadelautomovilenmalaga.blogspot.com

 

[i] https://www.bocm.es/boletin/CM_Orden_BOCM/2016/08/02/BOCM-20160802-15.PDF

[ii] https://www.diariomotor.com/2011/01/24/la-primera-gasolinera-del-mundo/ Consulta el 09/04/20

[iii] Gaceta de Madrid; núm. 119, de 29/04/1921, página 391

https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1921/119/A00391-00391.pdf

[iv] Archivo Histórico de Montilla (AHM), Apertura de Establecimientos, Legajo 985B. Los expedientes que se incluyen en este legajo serán las solicitudes que se exponen a continuación en el artículo

[v] A.H.M. Actas de la Comisión Municipal Permanente, Libro 255, sesión 20 de marzo de 1925

[vi] Navas de San Juan, Jaén (1926); Barcelona (1926); Málaga (1926)

[vii] Polonio Armada, J. “La Sinapsis del poder en una sociedad pequeña y cerrada. El caso de Montilla (1902-1975)”; Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 2016

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